El Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, conocido como Inquisición española, fue una institución fundada en 1478 por los Reyes Católicos que, bajo el control directo de la Corona, estaba encargada de mantener la ortodoxia católica en sus reinos. Su abolición fue aprobada por Napoleón en 1808; pero no se abolió definitivamente hasta 1834.
La actividad inquisitorial española se suele dividir en cinco períodos. El primero, de 1480 a 1530, estuvo marcado por la intensa persecución de los judeoconversos. El segundo, de principios del siglo XVI, fue de relativa tranquilidad. En el tercer periodo, entre 1560 y 1614, vuelve a ser intensa la actividad del Santo Oficio, centrada en los protestantes y en los moriscos. El cuarto periodo ocupa el resto del siglo XVII, en el que la mayoría de las personas juzgadas son cristianos viejos. Y en el quinto, el siglo XVIII, la herejía deja de ser el centro de atención del tribunal porque ya no constituye un problema.
La institución inquisitorial no es una invención española. Tiene sus precedentes en instituciones parecidas existentes en Europa desde el siglo XII.
La primera inquisición, la episcopal, fue creada por medio de la bula papal Ad abolendam, promulgada a finales del siglo XII por el papa Lucio III, como un instrumento para hacer frente a las herejías de los cátaros y albigenses.
La inquisición pontificia fue creada mediante la bula Excommunicamus por el papa Gregorio IX en 1231. Fue confiada por el papa a los dominicos y actuaba al margen de los obispos. Se estableció en varios reinos cristianos europeos durante la Edad Media, sobre todo en el sur de Francia y norte de Italia. En cuanto a los reinos cristianos de la península ibérica, la inquisición pontificia solo se instauró en la Corona de Aragón.
A finales del siglo XIV hubo una ola de violencia antijudía en algunos lugares de Andalucía y Castilla. Fueron especialmente sangrientas las matanzas de 1391. A lo largo del siglo XV, muchos judíos se convirtieron al cristianismo para escapar de la muerte. Los cristianos viejos (cristianos puros) sospechaban de la veracidad de esas conversiones. Con el fin de descubrir y terminar con los falsos conversos, los Reyes Católicos decidieron que se introdujera la Inquisición en Castilla y el papa Sixto IV dio su aprobación en 1478 mediante la bula Exigit sinceras devotionis affectus. La institución también se estableció en la corona de Aragón pocos años después.
El aparato de la Inquisición española estaba bien estructurado. El Inquisidor General presidía el Consejo de la Suprema y General Inquisición. Dependientes de la Suprema eran los diferentes tribunales de la Inquisición. Cada uno de los tribunales contaba al inicio con dos inquisidores, un calificador, un alguacil y un fiscal. Con el tiempo fueron añadiéndose nuevos cargos. Así, el procurador fiscal, encargado de elaborar la acusación, investigaba las denuncias e interrogaba a los testigos. Los calificadores determinaban si en la conducta del acusado existía delito contra la fe. Los consultores asesoraban al tribunal en cuestiones de la casuística procesal. El tribunal contaba también con tres secretarios: el notario de secuestros, quien registraba las propiedades del reo en el momento de su detención; el notario del secreto, quien anotaba las declaraciones del acusado y de los testigos; y el escribano general, secretario del tribunal. El alguacil era el brazo ejecutor del tribunal, a él competía detener y encarcelar a los acusados. El nuncio era el encargado de difundir los comunicados del tribunal. El alcaide era el carcelero encargado de alimentar a los presos. Además de los miembros del tribunal, existían dos figuras auxiliares: los familiares y los comisarios. Los familiares eran colaboradores (chivatos) laicos del Santo Oficio, que debían estar permanentemente al servicio de la Inquisición. Los comisarios eran sacerdotes regulares que colaboraban ocasionalmente con el Santo Oficio.
Queda para futuros bloques temáticos profundizar en lo que hemos expuesto en esta breve introducción y tratar otros asuntos como tribunales y procesos, víctimas, censura, chuetas, inquisición en Portugal, en América, en Italia, en Filipinas, la leyenda negra, etc., materias de las que Bibliotheca Sefarad dispone de un variado y extenso material documental.
Bibliotheca Sefarad preparó dos exposiciones sobre Inquisición: De historia y modo de procesar de la Inquisición (ss. XVI-XIX) (2014) y 100 Impresos españoles sobre la Inquisición (2018). También en el libro La realidad judía en la historia de España y su diáspora (2022) dedicó un apartado a “Inquisición y conversos”. Las tres introducciones están digitalizadas y puede leerse en las secciones “Exposiciones temáticas” y “Novedades” en esta web.