Las madres cantaban para dormir a sus bebés, o en la cocina preparaban tortas de Purim. Hoy, la mayoría de esas mujeres, miembros de la menguante población judía de Marruecos, han emigrado. Pero han dejado tras de sí un rico tesoro histórico de la cultura sefardí judeo-marroquí del norte, transmitido de generación en generación a través de la historia oral, que los eruditos del judaísmo se esfuerzan por preservar antes de que desaparezca.
Fuente: www.diariojudio.com